En el proceso de envejecimiento del ser humano influyen factores como la genética y medioambientales, pero también la alimentación, porque lo que ingerimos nos proporciona nutrientes esenciales que nos ayudan a vivir vidas más largas y saludables.
Una bebida que ha mostrado resultados prometedores para retrasar el envejecimiento es el té.
Los estudios en animales han sugerido que los compuestos vegetales del té, llamados polifenoles, pueden aumentar la esperanza de vida de gusanos, moscas y ratones, mientras que estudios en humanos han encontrado que el consumo de té se asocia con un riesgo reducido de diversas enfermedades relacionadas con la edad, incluyendo enfermedades cardíacas, diabetes, demencia y cáncer. Sin embargo, muy pocos estudios han analizado la relación entre el consumo de té y el envejecimiento biológico.
Un estudio pionero
En un nuevo estudio, publicado en la revista 'The Lancet Regional Health—Western Pacific' , investigadores de la Universidad Sichuan de China intentaron investigar el papel del consumo de té en la longevidad, utilizando datos de casi 14.000 participantes de entre 30 y 79 años de China y de Reino Unido.
Este es el primer estudio longitudinal que investiga la asociación entre el consumo de té y el envejecimiento biológico medido por biomarcadores clínicos.


