SANTO DOMINGO.– Este viernes 30 de mayo, la República Dominicana conmemora el 63 aniversario del ajusticiamiento de Rafael Leónidas Trujillo Molina, el dictador que gobernó el país con mano de hierro durante más de tres décadas, marcando uno de los capítulos más oscuros de la historia nacional.
Trujillo asumió el poder en agosto de 1930 y estableció un régimen autoritario, basado en la represión, el culto a la personalidad y el control absoluto del Estado. Durante su gobierno no existieron libertades civiles ni políticas, y el país vivió sumido en el miedo, la censura y la persecución.
El dictador, también conocido como “El Jefe” o “Chapita”, acumuló una vasta fortuna a través del control económico del país, al tiempo que eliminaba a cualquier opositor mediante torturas, desapariciones y asesinatos. Historiadores estiman que más de 50 mil personas fueron asesinadas durante su régimen, incluyendo las víctimas de la tristemente célebre Masacre del Perejil en 1937, en la que más de 35 mil haitianos fueron ejecutados por orden directa del tirano.
Uno de los crímenes que más indignación causó a nivel nacional e internacional fue el asesinato de las hermanas Mirabal, Patria, Minerva y María Teresa, el 25 de noviembre de 1960, hecho que encendió aún más la llama de la resistencia contra el régimen.
La noche del 30 de mayo de 1961, un grupo de valientes hombres –Antonio de la Maza, Antonio Imbert Barrera, Amado García Guerrero, Salvador Estrella Sadhalá, Huáscar Tejeda Pimentel, Pedro Livio Cedeño y Roberto Pastoriza– emboscó el vehículo del dictador en la carretera hacia San Cristóbal, logrando finalmente poner fin a su régimen de terror. El Chevrolet azul que transportaba a Trujillo recibió más de 70 disparos; el cuerpo del tirano fue impactado por siete.
A esta gesta heroica se suman también los nombres de otros patriotas como Luis Amiama Tió, Luis Manuel Cáceres (Tunti) y los hermanos Modesto y Juan Tomás Díaz, quienes arriesgaron sus vidas por la libertad del pueblo dominicano.
La muerte de Trujillo marcó el inicio del camino hacia la democracia en el país, aunque las secuelas de su régimen continuarían afectando a la sociedad dominicana por años.
Hoy, más de seis décadas después, el país recuerda a las víctimas del trujillismo y honra a quienes lucharon por derrocar al dictador, reafirmando el compromiso con la libertad, la justicia y la memoria histórica.



