El primer ministro británico, Keir Starmer, se reunió este lunes con el presidente estadounidense Donald Trump en el campo de golf Turnberry, en Escocia, con el objetivo de abordar la crisis humanitaria en Gaza y buscar una reducción de aranceles para productos británicos.
El encuentro se realizó en el complejo turístico propiedad de la familia Trump, donde el mandatario, se hospeda durante su visita, que combina elementos privados y diplomáticos.
Un día antes, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, también acudió al lugar para negociar un acuerdo comercial con Washington, debido a que la Unión Europea enfrenta actualmente aranceles del 15 % sobre sus exportaciones a Estados Unidos.
De acuerdo con un comunicado emitido por Downing Street, Starmer planteó a Trump la urgente necesidad de impulsar un alto al fuego en Gaza, así como de facilitar la entrada de ayuda humanitaria y la liberación de rehenes retenidos por Hamás. El gobierno británico advirtió que la población gazatí sufre “indescriptibles sufrimientos y hambruna” como consecuencia directa del asedio israelí, que comenzó el 7 de octubre de 2023 tras el estallido del conflicto con Hamás.
Durante el encuentro, Trump declaró a la prensa que un alto al fuego en Gaza es “posible”, aunque responsabilizó a Hamás por los fracasos en las negociaciones. La semana pasada concluyó sin avances una nueva ronda diplomática en Catar, luego de que las delegaciones israelí y estadounidense se retiraran de la mesa. El grupo islamista negó las acusaciones del expresidente estadounidense sobre su presunta falta de voluntad para alcanzar un acuerdo.
Trump también acusó a Hamás de impedir la distribución de alimentos a la población palestina, mientras que el gobierno israelí enfrenta una creciente presión internacional debido a las condiciones humanitarias en el enclave. Como respuesta, Israel anunció el domingo una pausa en los combates en ciertas zonas para permitir el lanzamiento aéreo de alimentos.
En este contexto, el Reino Unido anunció el sábado el envío de ayuda a Gaza y la evacuación de niños que requieren atención médica urgente. Por su parte, Trump prometió el domingo aumentar la asistencia humanitaria estadounidense y pidió que otros países se sumen al esfuerzo, al considerar que se trata de un “problema internacional”.
Starmer también enfrenta presión interna para reconocer oficialmente al Estado palestino, luego de que el presidente francés Emmanuel Macron anunciara la intención de Francia de hacerlo en septiembre durante la Asamblea General de la ONU. Más de 220 parlamentarios británicos, incluidos muchos del Partido Laborista, instaron esta semana al primer ministro a dar ese paso.
El ministro de Comercio británico, Jonathan Reynolds, confirmó que el reconocimiento figura en el programa de gobierno laborista y que “la cuestión no es si, sino cuándo”.
En paralelo a las cuestiones diplomáticas, Starmer busca lograr avances en materia comercial. En mayo, Reino Unido firmó un acuerdo con Estados Unidos que permite una reducción de aranceles para productos británicos, en especial del sector automotriz, que ahora paga un 10 %, frente al 15 % aplicado a la Unión Europea. Trump calificó ese acuerdo como “bueno” y elogió la gestión de Starmer, asegurando que el primer ministro está “haciendo un buen trabajo”.
A pesar de los beneficios logrados, Londres continúa negociando con Washington exenciones adicionales, especialmente en los sectores del acero y el aluminio, actualmente gravados con una tasa del 25 %, mientras que el resto del mundo enfrenta tarifas del 50 %. Como parte del acuerdo, el Reino Unido se comprometió a abrir su mercado a productos como carne de res y etanol provenientes de Estados Unidos, una decisión que ha generado inquietudes en la industria química británica y entre productores agrícolas.
En declaraciones previas al encuentro, Trump afirmó que la relación entre el Reino Unido y Estados Unidos es “incomparable” y expresó su deseo de “hacer feliz” al primer ministro británico con los resultados de las conversaciones comerciales.



