Una noche de fútbol internacional terminó en caos, cuando graves disturbios obligaron a suspender el partido de la Copa Sudamericana entre Independiente de Argentina y la Universidad de Chile.
El encuentro se jugaba en el Estadio Libertadores de América, ubicado en la ciudad de Avellaneda, al sur de Buenos Aires, cuando estallaron enfrentamientos en las gradas que dejaron al menos 10 heridos graves y cerca de 90 detenidos, según informaron las autoridades.
El partido se desarrollaba con normalidad y el marcador estaba 1-1 al inicio del segundo tiempo. En ese momento, desde la tribuna visitante, donde se encontraban unos 3.000 aficionados chilenos, comenzaron los incidentes con el lanzamiento de butacas, piedras y objetos contundentes contra hinchas locales.
El árbitro uruguayo Gustavo Tejera detuvo el juego en el minuto 48. Los testigos aseguran que entre los objetos arrojados hubo incluso palos, baldes e inodoros completos, lo que agravó la situación.
Ante la falta de una respuesta policial inmediata, la violencia escaló a peleas cuerpo a cuerpo. Cuando gran parte de la tribuna visitante ya había sido evacuada, barras bravas de Independiente (grupos organizados de fanáticos radicales) irrumpieron en la zona para agredir a los hinchas chilenos que aún permanecían allí.
En medio del pánico, varios aficionados intentaron escapar saltando desde grandes alturas, lo que causó lesiones adicionales.
Según fuentes del club Independiente consultadas por la agencia EFE, al menos 10 personas resultaron heridas, tres de ellas en estado crítico. Además, la Policía confirmó la detención de 90 personas y la retención de 300 hinchas chilenos para su identificación.
El encuentro fue oficialmente suspendido y se espera que la Conmebol (Confederación Sudamericana de Fútbol) determine en los próximos días las sanciones correspondientes y la reprogramación del partido.
Lo ocurrido en Avellaneda, una localidad cercana a Buenos Aires donde Independiente tiene su estadio, reaviva el debate sobre la violencia en el fútbol sudamericano, un problema histórico que sigue dejando heridos y afectando a las competencias internacionales.