Sosúa, Puerto Plata – La historia de Sosúa está marcada por la llegada de colonos judíos en 1940, quienes transformaron una zona rural en una próspera comunidad agrícola e industrial. Este grupo de aproximadamente 800 refugiados, principalmente de Alemania y Austria, fue acogido por el gobierno dominicano durante la Segunda Guerra Mundial, ofreciendo una oportunidad de vida tras escapar de la persecución nazi.
Fundación y asentamiento
Los colonos judíos recibieron apoyo del gobierno dominicano y del Comité Judío de Distribución Conjunta (JDC), recibiendo tierras, ganado y herramientas para iniciar su nueva vida. Se asentaron en una plantación de banano abandonada, donde comenzaron a desarrollar agricultura de subsistencia y, posteriormente, la industria láctea y cárnica, estableciendo empresas como la Corporación Sosúa y la planta de procesamiento de carne y leche conocida como Cilca.



Contribuciones económicas y sociales
Más allá del impacto económico, los colonos judíos introdujeron avances en educación, salud y cultura. Establecieron clínicas médicas y dentales, programas de prevención de enfermedades, e impulsaron actividades culturales como cine, deporte y baile, integrándose con la comunidad dominicana y promoviendo el desarrollo integral de la zona.



Legado perdurable
Aunque muchos colonos emigraron después de la Segunda Guerra Mundial, su legado sigue vivo. La comunidad judía estableció una sinagoga y un museo que preservan su historia en Sosúa. Sus descendientes continúan residiendo en la localidad, contribuyendo al desarrollo cultural y económico del municipio.


Reconocimiento mutuo
El pueblo dominicano debe valorar y agradecer a los colonos judíos por su visión y esfuerzo en el desarrollo de Sosúa. Por su parte, los descendientes de estos colonos han expresado su gratitud por la acogida durante tiempos difíciles. Este intercambio de apoyo y colaboración ha enriquecido la historia y la identidad de Sosúa, convirtiéndola en un ejemplo de integración y progreso comunitario.


