El aceite de oliva virgen extra (AOVE) se ha consolidado como uno de los componentes más beneficiosos de la dieta mediterránea, con efectos positivos en la prevención de enfermedades crónicas, según un artículo publicado por la Universidad de Harvard.
El doctor Howard LeWine, editor médico jefe de Harvard Health Publishing, subraya que el consumo de este aceite contribuye a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y accidentes cerebrovasculares, situándolo como un elemento esencial en la alimentación equilibrada.
Propiedades nutricionales y composición
El aceite de oliva es rico en ácidos grasos monoinsaturados, que representan alrededor del 75 % de su contenido. Estas grasas, al sustituir a las saturadas, ayudan a disminuir el colesterol LDL (“malo”) y a mantener la salud de los vasos sanguíneos. Además, sus compuestos antioxidantes y antiinflamatorios se han vinculado con un menor riesgo de cáncer, demencia y enfermedades cardíacas.
En el caso del AOVE, su proceso de elaboración mediante prensado mecánico en frío preserva los fenoles naturales, sustancias con un poderoso efecto antioxidante que lo distinguen del aceite refinado.
Diversas investigaciones recientes han demostrado los efectos positivos del aceite de oliva virgen extra en la salud:
Control de la presión arterial: una revisión científica confirma que los polifenoles del AOVE ayudan a reducir la presión en pacientes hipertensos, gracias a sus propiedades antiinflamatorias y antitrombóticas.
Colesterol más saludable: además de bajar el colesterol LDL, favorece la producción de un tipo de partículas de LDL más grandes y menos propensas a oxidarse, lo que reduce su impacto negativo en las arterias. También contribuye a elevar el colesterol HDL (“bueno”).
Prevención de la diabetes tipo 2: estudios comparativos han evidenciado que el AOVE mejora la sensibilidad a la insulina y favorece un mejor transporte de glucosa, lo que ayuda a prevenir la aparición de esta enfermedad.
Todo sobre el aceite de oliva extra virgen: propiedades, beneficios y su uso en la cocina
Recomendaciones de consumo
Los expertos sugieren una ingesta diaria de tres a seis cucharadas soperas de aceite de oliva para aprovechar sus beneficios. Puede emplearse como aderezo en ensaladas, en guisos o incluso en frituras, ya que mantiene mejor sus propiedades frente a otros aceites vegetales a altas temperaturas.
No obstante, médicos y nutricionistas aclaran que se trata de un complemento dentro de la dieta mediterránea, que incluye frutas, verduras, cereales integrales, frutos secos y consumo limitado de carnes rojas.
El aceite de oliva destaca por su riqueza en grasas monoinsaturadas, las más recomendadas para el consumo diario. A diferencia de las grasas saturadas y los ácidos grasos trans, que elevan el colesterol LDL y aumentan el riesgo cardiovascular, el AOVE favorece la salud de las arterias y protege frente a procesos inflamatorios.
Además, aporta ácidos grasos esenciales como el omega-3 y omega-6, fundamentales en la regulación de procesos inflamatorios y en la prevención de enfermedades del corazón.
Un alimento con historia y futuro
Llamado desde la antigüedad “oro líquido”, el aceite de oliva fue considerado un bien tan valioso en tiempos de los romanos que incluso se exigía como tributo en los territorios conquistados.
Hoy, siglos después, la ciencia respalda lo que la tradición ya intuía: el aceite de oliva virgen extra no es solo un ingrediente, sino un pilar de la salud y la longevidad.




