Sosúa, Puerto Plata – Hablar de bienes raíces en la costa norte de la República Dominicana es hablar de Ina Hapke, una mujer alemana que llegó a Sosúa a finales de los años 80 y que hoy, más de 30 años después, es reconocida como una de las consultoras inmobiliarias con más trayectoria en la zona.

De Alemania a la República Dominicana
Nacida en la antigua Alemania Oriental, Ina vivió de primera mano la caída del Muro de Berlín en 1989. Con la reunificación alemana, decidió buscar un nuevo comienzo fuera de su país. “Siempre soñé con una isla soleada, con palmeras, y pensé: ¿por qué no empezar una nueva vida en otro lugar?”, recuerda.
El destino la llevó a la República Dominicana, en un momento en que Sosúa era un lugar muy visitado por turistas alemanes debido a su fuerte vínculo con la comunidad judía que encontró refugio allí durante la Segunda Guerra Mundial. Ina llegó primero como visitante, pero pronto decidió mudarse definitivamente junto a su hija, atraída por la Escuela Internacional de Sosúa, única en ese entonces con enseñanza en inglés.


Sus inicios en bienes raíces
En junio de su llegada comenzó a trabajar con Juan Perdomo Real Estate, cuando todavía no era parte de Century 21. “Éramos un equipo pequeño pero unido: Juan, Guido Perdomo, Michel Lulu, Elisabetta la contadora, un secretario y Pablo Rivera, que era arquitecto”, rememora.
Apenas seis semanas después de empezar, vendió su primera casa. “No sabía si iba a poder vivir solo de comisiones, porque era madre soltera, pero todo salió bien. Y así comenzó mi carrera aquí”, cuenta.
Con los años, Ina no solo vendió propiedades, sino que recibió premios importantes dentro de la red Century 21, como el Centurion Award, y fue invitada a conferencias internacionales, incluyendo una en el MGM de Las Vegas frente a 5,000 personas. “Hoy creo que soy la consultora inmobiliaria con más tiempo trabajando en Sosúa”, afirma con orgullo. Para ella, cada operación significa un momento feliz: “Comprar o vender una casa siempre es un cambio positivo. Somos agentes de cambio, ayudamos a la gente a avanzar en sus vidas, ya sea porque necesitan una casa más grande, o porque regresan a su país para estar cerca de sus nietos”.
Orgullo por Sosúa y su transformación
Ina recuerda cómo era la zona cuando llegó: “En Cabarete solo había dos restaurantes. Yo patinaba desde Sosúa hasta Cabarete por la carretera y regresaba todos los días. Hoy sería imposible con el tráfico”.
Sin embargo, celebra los cambios actuales: “Lo más grande que estoy viendo ahora es la transformación de Sosúa. La ciudad se está limpiando, modernizando y volviendo atractiva para inversionistas y familias. Estoy muy orgullosa de lo que está pasando”.
Encuentros memorables y raíces profundas
En su camino conoció a personajes importantes, como Luis Hess, uno de los primeros judíos que llegó a Sosúa durante la Segunda Guerra Mundial. “Me contó la historia de cómo la República Dominicana fue el único país del mundo que recibió refugiados judíos en ese tiempo. Fue tan inspirador que escribí un libro sobre él, en alemán”, relata.
También ha trabajado con figuras del deporte como el tenista Nick Hardt, además de empresarios y familias de todo el mundo que se convirtieron en amigos cercanos. “Hoy tengo amigos en Nueva York, Miami, Europa… siempre que viajo me reciben como en casa”, dice.
Una vida familiar y comunitaria
Ina destaca también a su hija, Christin Birkhan, quien se adaptó rápidamente al nuevo país, aprendiendo español en apenas tres meses. Aunque años después enfrentó la dura batalla contra el cáncer, logró superarlo con la fuerza de toda la familia y el apoyo de la comunidad local.
Su historia personal también incluye momentos felices como su boda, hace 20 años, en la playa de Cabarete con Peter Hopkins, a quien conocía desde 1987. “Fue un sueño, con niñas dominicanas como damitas de honor, que años después resultaron ser sobrinas del presidente de la República”, recuerda entre risas.
Además, Ina siempre mantuvo un compromiso social. Durante años organizó fiestas de Navidad para niños necesitados, llegando a reunir hasta 1,000 pequeños. “Algunas jóvenes me han dicho: ‘Usted me regaló mi primera Barbie’. Eso me llena de emoción”, confiesa.
“Encontré mi hogar en Sosúa”
Hoy, después de más de tres décadas en el país, Ina asegura sentirse completamente integrada: “Estoy muy agradecida al pueblo dominicano. Aquí encontré mi hogar. Y si tuviera que tomar la decisión otra vez, volvería a elegir la República Dominicana”.





