Saludar a tu mascota con alegría y felicidad, después de un largo día fuera de casa, puede convertirse en el mejor momento para ambos. Sin embargo, y de acuerdo con el adiestrador canino Alan Peiró, esta acción debe realizarse con una actitud totalmente contraria: desde la calma.
Según Peiró, el error más común es entrar en casa con euforia, hablarle en tono alto o abrazar al perro de inmediato. Estos gestos, aunque bienintencionados, pueden generar estrés o confusión. Peiró explica que la clave está en mantener la calma y permitir que el saludo se produzca de manera natural, sin invadir el espacio del animal.
La calma como punto de partida
De acuerdo con Peiró, el saludo debe realizarse desde un estado de tranquilidad tanto por parte del dueño como del perro. En su video, el experto indica que al llegar al hogar es recomendable esperar unos segundos antes de acercarse, para dar tiempo al perro a procesar la llegada y reducir la excitación del momento. “Hay que saludar al perro cuando llegamos a casa, pero desde estados de calma”, comentó.
El especialista advierte que, si el perro se muestra demasiado inquieto o salta para llamar la atención, lo ideal es no reforzar esa conducta con caricias o palabras. En cambio, se debe esperar a que se relaje y adopte una postura serena antes de iniciar el contacto. De este modo, el animal aprende a asociar la llegada del dueño con equilibrio, no con sobreexcitación.
Cómo debe ser el saludo correcto
En otro de sus videos, Peiró detalla que la mejor forma de acercarse a un perro, ya sea propio o ajeno, es manteniendo la palma de la mano hacia abajo y colocándola a la altura del hocico, permitiendo que el animal se acerque y olfatee primero.
Solo después de ese reconocimiento olfativo debe iniciarse la caricia, preferiblemente en el cuello o el pecho, evitando tocar la cabeza de inmediato.
El adiestrador explica que esta técnica reduce la tensión y refuerza la confianza, ya que imita los gestos naturales de saludo entre perros. Además, recomienda no arrodillarse ni inclinarse de forma brusca, y mantener un tono de voz neutro para no estimular en exceso al animal. Con el tiempo, estos pequeños gestos fortalecen el vínculo y favorecen una convivencia más tranquila y equilibrada.
Un vínculo basado en respeto y confianza
Alan Peiró subrayó en sus videos que saludar correctamente a un perro no es solo una cuestión de modales, sino una herramienta de comunicación. Al controlar la energía del momento y respetar el espacio del animal, el dueño transmite seguridad y liderazgo positivo.
Según el experto, una relación equilibrada se construye en los detalles: cómo llegamos, cómo lo miramos y, sobre todo, cómo lo tocamos.
En sus palabras, el saludo ideal combina calma, respeto y coherencia. “El perro entiende nuestro lenguaje corporal más que nuestras palabras”, recuerda Peiró en su video. Por eso, una llegada serena puede tener más efecto educativo y emocional que mil muestras de cariño descontrolado.




