Santo Domingo;- La historia de Lisbeth Suriel, una joven madre soltera de 24 años, ha encendido la indignación en redes sociales y en todo el país. Lo que debía ser uno de los días más felices de su vida terminó convirtiéndose en una pesadilla que casi le cuesta la vida.
Todo comenzó el 5 de septiembre de 2025, cuando Lisbeth fue ingresada al Hospital General Doctor Vinicio Calventi, en Santo Domingo Oeste, para dar a luz por cesárea debido a un cuadro de preeclampsia leve. Según su testimonio, el procedimiento quirúrgico habría derivado en una perforación intestinal y una infección generalizada causada por la presencia de 1,800 CC de heces fecales dentro de su cuerpo.
“Tenía pus, y ellos dijeron que fue mi apéndice que se me explotó. Eso no es cierto, porque mi apéndice no pudo haber durado dos días explotada, hubiese muerto. Me sacaron el apéndice, no me limpiaron bien y me cerraron así”, relató con voz entrecortada la joven, aún visiblemente afectada.
Apenas días después de recibir el alta médica, los dolores abdominales y la inflamación se intensificaron. Sin embargo, el personal médico le aseguró que eran síntomas normales del posparto. Pero su cuerpo decía lo contrario.
En un video publicado en TikTok, Lisbeth decidió contar su historia, denunciando negligencia médica y cuestionando cómo fue posible que se le diera de alta en un estado tan crítico. Su testimonio se viralizó en cuestión de horas, generando una ola de apoyo y exigencias de justicia bajo el lema #JusticiaParaLisbeth.
La periodista Walddy Lina Polanco, cercana a la familia, fue una de las primeras en alzar la voz. “Este caso no puede quedar en el olvido. Lisbeth representa a muchas madres dominicanas que confían su salud a un sistema que muchas veces las abandona. Es momento de exigir responsabilidad y acciones concretas”, expresó.
Polanco también hizo un llamado al Ministerio de Salud Pública y al Servicio Nacional de Salud (SNS) para que investiguen a fondo el caso y garanticen que situaciones como esta no se repitan en los hospitales públicos del país.
Mientras tanto, Lisbeth continúa su proceso de recuperación física y emocional, acompañada por familiares y amigos que hoy piden justicia y dignidad para ella y para todas las madres dominicanas que enfrentan el riesgo de dar a luz en un sistema de salud que les falla cuando más lo necesitan.




