Qué es el efecto "unheimlich": cuando lo cotidiano nos aterra

Miedo a animales, brujas, cementerios, zombis, monstruos, extraterrestres, fantasmas, ovnis. Terror ante los gritos, la muerte, la sangre, o Halloween. Fobias de todo tipo. El temor tiene muchas formas, pero hay una especialmente oscura y "con una sonrisa torcida"

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La ilustradora Nuria Díaz siente una curiosidad especial, muy próxima a la fascinación, por los miedos y temores que perturban a los seres humanos en sus múltiples representaciones: desde brujas, zombis o payasos hasta criaturas de leyenda o personajes de ficción.

Díaz, licenciada en Bellas Artes, confiesa que nació con un miedo debajo del brazo y un lápiz en el otro y que desde niña encontró en el dibujo y la creación de historias una forma de dar sentido a sus temores y pensamientos, pasión que con el tiempo se convirtió en su profesión.

Tanto le fascina ese sentimiento que los diccionarios definen como "perturbación angustiosa del ánimo, recelo o aprensión ante un riesgo real o imaginario" que ha catalogado y descrito sus distintas manifestaciones en su libro ´¿De qué tienes miedo?´.

Se trata de una guía ilustrada de terrores de la A a la Z, que va de la A de Animales que devoran en sueños hasta la Z de Zombi o muerto viviente.

El abecedario del terror

"El miedo tiene muchas formas. Algunas oscuras, otras bellas y también algunas que ofrecen una sonrisa torcida", señala esta ilustradora.

En su abecedario del terror, Díaz pasa revista a aquellos miedos que nos provocan desde los animales (el lobo que devora a las abuelas, el cuervo que trae malas noticias, el gato que trae mala suerte) hasta las brujas, "mujeres sabias e independientes con conocimientos sobre plantas medicinales que comenzaron a ser vistas como maléficas cuando llegó el cristianismo", según explica.

El ´doppelgänger´, "alguien sin relación con nosotros, pero con nuestros mismos rasgos físicos" y la sangre, "que produce una mezcla de miedo, asco, fascinación y morbo y se asocia con vampiros y chupasangre.

También la tecnología, encarnada en robots, máquinas e inteligencia artificiales capaces de reemplazar o dominar a los humanos; son otros miedos que Díaz transforma en una experiencia visual tan perturbadora como atractiva.

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Miedos individuales y colectivos, objetivos y subjetivos 

Explica que "hay miedos colectivos, como los que se trasmiten de generación en generación (depredadores, oscuridad, muerte…); compartidos (demonios, brujaspandemias, guerras, atentados…); o característicos de una época (castigo divino, tecnología, vergüenza social…)". 

Añade que también hay miedos individuales como aquellos asociados con el propio cuerpo (envejecer, enfermar, perder el control…); los relacionados con el mundo afectivo o emocional (rechazo, abandono…) y los sociales, que tienen que ver con encajar en la sociedad (hablar en público, quedarse atrás…).

"Asimismo existen aquellos miedos que podemos tener a determinados objetos, situaciones o ideas (muñecos, figuras religiosas, túneles…), sin olvidar las fobiasmiedos patológicos a las alturas, a volar, a conducir, a las arañas, a las tormentas, a los espacios cerrados o abiertos, a las multitudes, a las agujas y a la sangre, a atragantarse, entre muchos otros", según puntualiza.

Cuando lo que conocemos se vuelve desconocido

Pero según destaca Díaz, existe un miedo especialmente inquietante denominado ´unheimlich´, "palabra alemana que viene a significar ´lo siniestro´ y que tiene lugar cuando algo nos resulta muy familiar y cotidiano, pero a la vez nos produce una extraña sensación de inquietud".

Explica que se trata de "un miedo que se genera con cosas conocidas: objetos, personas, situaciones…, pero que en algún momento se vuelven raras y perturbadoras". 

"Lo siniestro se cuela en lo doméstico y en lo cotidiano, en todo lo que debería ser seguro, y lo revienta desde dentro", enfatiza.

La idea del ´unheimlich´ la exploró Sigmundo Freud en su ensayo ´Das Unheimliche´, en 1919. Para el padre del psicoanálisis, lo siniestro se refiere a esas cosas que de niños creíais haber dejado atrás, pero regresan en forma de traumas, según explica Díaz.

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FreudLynch, Kubrick y el ´unheimlich´

Díaz desvela que "Freud afirmó que lo siniestro es el único sentimiento que se experimenta con mayor intensidad en el arte que en la vida" y añade que el director de cine Stanley Kubrick comentó al respecto que "si el género de terror requiriera alguna justificación, creo que esa afirmación de Freud bastaría para justificarlo". 

Para explicar la sensación de ´unheimlich´, Díaz se refiere al fenómeno del ´Valle Inquietante´, "un concepto que tiene su origen en el mundo de la robótica e intenta explicar las reacciones incómodas que una persona puede tener al encontrarse con una figura antropomórfica (con forma humana) muy realista, pero que le resulta perturbadora".

"Los muñecos hiperrealistas que parecen estar vivos; algunas imágenes religiosas; los robots con caras humanas; los personajes deficientemente diseñados en animación 3D (como el de Tom Hanks en Polar express); los primeros ´deep fakes´ (videos ultrafalsos) en los que los ojos o la boca no encajaban del todo", son algunos ejemplos de este fenómeno, según la autora.

"Si cuando vemos un robot que se parece demasiado a un humano sentimos una incomodidad extraña, puede ser que estemos experimentando lo que se conoce como ´Valle Inquietante´", afirma.

"El director de cine David Lynch fue un maestro en utilizar lo siniestro. Él, mejor que ningún otro, ha mostrado cómo las cosas cotidianas pueden volverse extrañas", puntualiza. 

"Lynch nunca explicaba lo que ocurría en sus películas. Los espectadores no las llegaban a comprender y entonces estos filmes se volvían inquietantes y amenazadoras. Su cine es puro ´unheimlich´. Muestra un barrio residencial perfecto, pero justo en el césped hay un cadáver o una oreja", señala. 

Un temor ´con la sonrisa torcida´

Lynch nos muestra que "el lado oscuro de la sociedad se encuentra a la vuelta de la esquina".

Díaz describe a lo siniestro como "un miedo con la sonrisa torcida".

En el capítulo de su libro sobre el ´Unheimlich´ expone un relato que comienza así: "Cuando Laura llegó a la cafetería y vio a su amiga Carla, notó que algo no encajaba.

Carla hablaba como siempre. Su pelo, su maquillaje y su ropa eran los habituales. Pero había algo raro en su sonrisa: era desproporcionada, como si las comisuras de los labios estuvieran descolocadas, como si unos hilos invisibles tirasen de su boca hacia atrás…".

Es la sensación que describe Freud en su ensayo y que plasma Lynch en sus películas. ¿Alguna vez ha sentido algo parecido…?

 

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