En La Cuaba, un distrito municipal nacido del esfuerzo colectivo, la presunta amenaza de un vertedero industrial ha despertado la alarma de toda la comunidad.
"Todo lo que tenemos, lo poco o lo mucho, ha sido con esfuerzo. Antes no había luz, ni transporte adecuado, ni vacacionales. Hoy somos un distrito municipal gracias a la lucha de nuestra gente", afirma Hilaria Perdomo, presidenta de la Asociación de Juntas de Vecinos.
Para los vecinos, el proyecto no solo implica residuos; representa un retroceso frente a décadas de trabajo por consolidar un modelo de vida sostenible, basado en turismo ecológico, agricultura y ganadería. La memoria histórica de La Cuaba está marcada por años de lucha para superar carencias de infraestructura, servicios básicos y reconocimiento como distrito municipal.
Vertedero "disfrazado" de parque industrial
Los promotores del proyecto lo presentan como un "centro de acopio" o parque industrial, prometiendo empleo y desarrollo económico. Sin embargo, vecinos y empresarios locales denuncian que la realidad es otra: el manejo de hasta 500 camiones diarios de basura afectaría la infraestructura, el ambiente y la vida cotidiana de los residentes.
"Ellos hablan de empleo, pero lo que tenemos aquí es una zona ecoturística. Nuestro turismo es lo que sostiene a muchas familias. Una planta de reciclaje con relleno sanitario no nos conviene, nos destruiría", enfatiza Perdomo.

El terreno propuesto se encuentra frente a Buténica, una de las mayores empresas agrícolas del país, generando preocupación por posibles conflictos con la inversión privada y evidenciando la falta de planificación integral. Expertos ambientales alertan sobre el riesgo de afectar áreas de alta biodiversidad, incluyendo especies de peces y aves que dependen de la limpieza del río Higüero.
Voces de los empresarios: riesgos y preocupaciones
Los empresarios de La Cuaba también se han unido a la resistencia, argumentando que el vertedero afectaría directamente su actividad económica.
Fabio Correa, presidente del Comité de microcuencas del Higüero, explica: "No se trata solo de vecinos preocupados. Las empresas, los comercios y los servicios que sostienen la economía de la zona se verían gravemente afectados por el aumento del tránsito de camiones, el deterioro de las calles y el impacto ambiental. Esto podría poner en riesgo inversiones de años".

"Tenemos empresarios agrícolas y turísticos que dependen de la calidad del agua y del entorno natural. Un vertedero cerca de ríos y áreas de conservación generaría conflictos legales, afectaría la producción y podría desincentivar la inversión privada", añade.
Ricardo Montero, presidente de la Junta de Vecinos de Vacacional Matúa, coincide: "Las empresas locales están comprometidas con un desarrollo sostenible. La instalación de un vertedero industrial podría destruir la economía que todos hemos construido, incluyendo hoteles, restaurantes, tiendas y cooperativas agrícolas".
Los empresarios destacan que los costos directos, como pérdida de turismo, contaminación ambiental y desgaste de infraestructura, serían letales.

Riesgos ambientales y sociales
La Cuaba es reconocida por sus ríos y zonas verdes, pilares de su turismo ecológico. Un vertedero industrial podría contaminar el río Higüero, afectar áreas de conservación, incrementar el tráfico pesado y deteriorar la infraestructura vial, además de poner en riesgo la salud de los habitantes.
Entre los riesgos identificados destacan:
- Contaminación de fuentes de agua utilizadas para riego y consumo.
- Alteración de ecosistemas locales y pérdida de flora y fauna autóctona.
- Aumento de enfermedades respiratorias y gastrointestinales por residuos y polvo.
- Reducción de la afluencia turística y caída en los ingresos de hoteles, restaurantes y guías locales.
"No se trata solo de empleo. Este proyecto destruiría nuestro entorno, afectando empresas, turismo y nuestra vida diaria", subraya Perdomo.
Estrategia legal y organización comunitaria
Aunque el Ministerio de Medio Ambiente rechazó inicialmente el proyecto, el Tribunal Superior Administrativo ordenó una revisión, dejando abierta la posibilidad de que los promotores busquen su reactivación mediante maniobras legales.
La comunidad ha respondido fortaleciendo su estrategia legal: presentación de recursos, coordinación con empresarios y líderes, y recopilación de evidencia ambiental, social y económica. "Estamos reforzando toda la información y actuando de manera organizada para evitar que la comunidad pierda frente a intereses privados", asegura Correa.
La Cuaba también ha difundido información a través de folletos, actividades educativas y movilización social, integrando docentes, vecinos, empresarios y líderes religiosos. "Lo único que puede parar esto es una comunidad organizada, articulada y bien informada, con todos los sectores involucrados", eseñala José Ceballos, propietario de la zona.
Además, la comunidad ha iniciado estudios propios sobre el impacto del proyecto, incluyendo mediciones de calidad de agua, análisis de tráfico y estimaciones de afectación económica a largo plazo. Estos datos buscan reforzar sus argumentos ante las autoridades y el tribunal.
Defensa del desarrollo sostenible
El distrito ha apostado por un desarrollo económico basado en turismo ecológico, agricultura y ganadería. Un vertedero industrial podría afectar la afluencia de turistas, la rentabilidad de comercios, hospedajes y servicios, así como la producción agrícola y ganadera por la cercanía de residuos y tránsito pesado.
"Este proyecto no solo amenaza nuestra salud y medio ambiente, también podría destruir nuestra economía local", advierte Montero.
La comunidad y los empresarios proponen alternativas sostenibles, como centros de acopio de reciclaje a pequeña escala, compostaje orgánico y proyectos de educación ambiental que generen empleo sin comprometer la biodiversidad ni la calidad de vida.
Una comunidad decidida
Vecinos, empresarios y líderes coinciden en que la lucha va más allá de un conflicto ambiental. Es la defensa de su identidad, su economía y el bienestar de futuras generaciones.
"No nos vamos a rendir. Defenderemos nuestra comunidad y nuestro desarrollo económico porque no se trata solo de nosotros, sino del futuro de La Cuaba", concluye Hilaria Perdomo.





