El rápido crecimiento de la comunidad latinoamericana en Canadá ha abierto nuevos espacios para promover y mantener vivas las tradiciones culturales de la región. En medio de este contexto surgió “Dominican Latin Party”, una iniciativa creada por los jóvenes dominicanos Griselda García, Yaniris Guzmán y Rolando García, quienes decidieron impulsar un proyecto que fortaleciera la identidad latina en la diáspora.
Radicados en distintas ciudades de Canadá, estos jóvenes emigraron en busca de oportunidades académicas y laborales. Sin embargo, la distancia no disminuyó su arraigo cultural; por el contrario, despertó la necesidad de mantenerse conectados con sus raíces dominicanas: su música alegre, su gastronomía y el fuerte sentido de comunidad que caracteriza al país caribeño.
Al notar la falta de espacios dedicados a celebrar la cultura latina desde la perspectiva auténtica de sus propios protagonistas, los jóvenes organizaron una actividad social que sirviera como punto de encuentro para dominicanos y migrantes hispanohablantes. Así nació “Dominican Latin Party”, una idea que comenzó como una reunión informal entre amigos y que rápidamente evolucionó hasta convertirse en una plataforma cultural con gran aceptación dentro de la comunidad.
El evento ofrece un espacio para bailar ritmos caribeños como merengue, bachata y dembow, degustar platos típicos dominicanos, compartir experiencias migratorias y crear nuevas amistades entre personas de diferentes nacionalidades.



Un puente cultural en la diáspora
“Dominican Latin Party” se ha convertido en un punto de referencia para los dominicanos en el exterior, al tiempo que promueve la diversidad cultural dentro de Canadá, un país reconocido por su enfoque multicultural. Para sus organizadores, el proyecto es mucho más que un encuentro festivo: es una forma de fortalecer el sentido de pertenencia y demostrar que la identidad dominicana puede mantenerse viva, incluso lejos del hogar.
La historia de estos tres jóvenes es un ejemplo del papel que juega la diáspora en la preservación de la cultura. Su iniciativa demuestra que las tradiciones trascienden fronteras cuando hay pasión, compromiso y deseo de compartirlas.
“Ser dominicano se lleva en el corazón, sin importar la distancia”, expresan los organizadores, convencidos de que su proyecto seguirá creciendo y uniendo a comunidades latinoamericanas en todo Canadá.




