El reloj político de Haití avanza sin freno hacia un escenario crítico. A partir del sábado 7 de febrero de 2026, cuando expira el mandato legal del Consejo Presidencial de Transición (CPT), el país podría caer en un vacío total de poder, debido a que aún no han sido instauradas las estructuras legales, electorales ni de seguridad necesarias para garantizar la continuidad institucional.
Al día de hoy, miércoles 3 de diciembre, al CPT le restan exactamente 67 días para completar su mandato. El decreto que lo creó estableció con claridad que su función termina, a más tardar, el 7 de febrero de 2026. Entre sus misiones principales figuraban: conformar un gobierno inclusivo, restablecer la seguridad y organizar elecciones presidenciales y legislativas que permitieran la transferencia democrática del poder.
Sin embargo, la realidad es otra. En lugar de avanzar hacia la estabilización, el CPT enfrenta una implosión interna que amenaza con desarticular el proceso de transición. El punto más crítico de la disputa es la continuidad del recién nombrado primer ministro, Alix Didier Fils-Aimé, cuya legitimidad ha generado fuertes divisiones dentro del órgano transitorio.
Este conflicto estalla en el peor momento posible: el conteo regresivo de 67 días se ha transformado en un ultimátum para la estabilidad nacional.
Sin bases para elecciones
El mandato del CPT está directamente ligado al establecimiento de un marco electoral confiable. Pero a semanas de la fecha límite, no solo no se han sentado las bases, sino que el país carece de un Consejo Electoral Provisional (CEP) funcional.
Como evidencia, el propio CEP —una instancia cuya conformación depende del CPT— ha propuesto celebrar la primera vuelta de las elecciones presidenciales y legislativas el 30 de agosto de 2026, y la segunda vuelta el 6 de diciembre de 2026, fechas que ocurren mucho después del fin del mandato del Consejo.
La violencia extrema de las pandillas, junto al estancamiento político dentro del CPT, ha imposibilitado restaurar la seguridad mínima necesaria para unos comicios libres y ordenados.
Advertencia de crisis
El peligro es claro:
Si el mandato del CPT expira sin haber creado un marco institucional y de seguridad viable, Haití se precipitará hacia un vacío de poder institucional absoluto.
En términos simples, el país quedaría sin una autoridad legítima capaz de ejercer control.
República Dominicana debe actuar con firmeza
Frente a este panorama, la República Dominicana debe asumir una postura sólida y sostenida:
• Presionar a la comunidad internacional y al Consejo de Seguridad de la ONU para acelerar de manera efectiva la Fuerza de Represión de Pandillas (FRP) y garantizar que el proceso electoral haitiano pueda desarrollarse bajo condiciones seguras, incluso si requiere extender o revisar el límite del 7 de febrero de 2026.
• Fortalecer el control migratorio y la repatriación de indocumentados, reiterando que la crisis haitiana no puede resolverse a expensas de la seguridad ni del orden de la República Dominicana.
¿Qué es un vacío de poder?
Un vacío de poder ocurre cuando no existe una autoridad legítima y efectiva capaz de gobernar o ejercer control sobre un Estado. Es un hueco institucional que surge cuando la figura o estructura encargada de dirigir el país desaparece, colapsa o pierde su capacidad de actuar.
Estos vacíos suelen surgir tras golpes de Estado, colapsos gubernamentales, fallecimientos de líderes o, como en el caso haitiano, cuando un acuerdo de transición —como el del CPT— fracasa en cumplir su misión antes de que venza su propio mandato.
La advertencia es seria y el tiempo, implacable. Haití se encuentra al borde de un abismo institucional.



