El piloto dominicano Avelino (Abel) Astacio Santana, fallecido esta semana durante la neutralización de una aeronave ilegal por parte de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) en Apure, Venezuela, fue durante más de quince años una figura recurrente en investigaciones de narcotráfico aéreo en Sudamérica y el Caribe. En el ámbito clandestino era ampliamente conocido como “El Cañero”.
Según fuentes, el apodo se originó en los años en que Astacio realizaba vuelos irregulares desde el antiguo Aeropuerto de Herrera. Tras maniobras sospechosas o aterrizajes fuera de protocolo, solía lanzarse a los cañaverales para evadir a las autoridades, práctica que lo convirtió en un personaje comentado y respetado dentro del narco aéreo dominicano.
Su expediente incluye una de las detenciones más destacadas registradas en Brasil. En 2018, fue apresado en Mato Grosso tras un aterrizaje forzoso en una avioneta con matrícula boliviana donde se ocuparon 340 kilos de cocaína distribuidos en varios sacos. La prensa brasileña reportó que habría estrellado deliberadamente la aeronave para facilitar la descarga del cargamento. Fue arrestado junto al boliviano José Arias Aguirre y portaba el GPS del avión al momento de su captura.
Un año antes, en 2017, había sido detenido en Venezuela luego de pilotar otra avioneta en la que se encontraron rastros de droga. En República Dominicana, su vivienda en Hato Mayor fue allanada en repetidas ocasiones por denuncias de lanzamientos de narcóticos desde avionetas en la carretera Mella que conecta con San Pedro de Macorís.
La muerte de Astacio en territorio venezolano marca el cierre de la trayectoria de uno de los pilotos dominicanos más señalados en redes de narcotráfico aéreo en la región.



