Una semana al año, la localidad suiza de Davos reúne a la élite política y económica para debatir los grandes retos del planeta. El Foro Económico Mundial está reservado a unos pocos, pero en esta edición la fiebre por la inteligencia artificial (IA) ha a encumbrado a un debutante: Sam Altman.

El director ejecutivo de OpenAI, la joven ‘startup’ responsable de ChatGPT, se ha paseado estos días por los pasillos de la localidad alpina como una celebridad. La IA se ha convertido en una prioridad estratégica para grandes potencias como Estados UnidosChina o Francia, un movimiento que ha puesto al empresario e inversor estadounidense en el centro del debate.

Este jueves, Altman ha participado en una mesa redonda en la que ha respondido a la demanda que The New York Times presentó contra OpenAI y Microsoft por “copiar ilegalmente” sus artículos y usarlos en ChatGPT. “Estamos dispuestos a pagar por la información (…) por utilizar los textos que entrenan nuestros modelos algorítmicos”, ha asegurado. Aunque ha añadido que la empresa está en “negociaciones constructivas” con el diario, el lunes dijo que no necesitaba sus contenidos para tener éxito.

El popular chatbot puede generar texto y responder a las peticiones de los usuarios. Eso solo es posible porque ese modelo de IA ha engullido millones de datos que extrae de internet, muchos de ellos protegidos por los derechos de autor. Eso ha irritado a medios de comunicación de todo el mundo, también en España, que exigen que se les pague por la explotación comercial de sus obras. OpenAI aseguró a puerta cerrada que le es “imposible” entrenar ChatGPT “sin material con copyright”.

El futuro de la IA

En sus días por Davos, Altman también ha reconocido que su tecnología “todavía tiene muchas limitaciones y comete muchos errores”. Es por eso que ha prometido que el próximo modelo, probablemente apodado GPT-5, “será capaz de hacer mucho más”.

Altman explicó a Axios que el futuro de la IA generativa pasa por la personalización, adaptando las respuestas a los “diferentes valores” de cada país y sus usuarios. “Si dijeran que hay que matar a los homosexuales entonces eso está fuera de lugar. Pero probablemente hay otras cosas con las que yo personalmente no estoy de acuerdo, pero con las que una cultura diferente podría estarlo”, aseguró.

El futuro de la IA también pasa por “consumir mucha más energía“, una realidad que inquieta a muchos expertos. Altman aseguró el martes que el sector tecnológico necesitará un “gran avance” en energías limpias para el clima como la solar o la fusión nuclear, en la que el empresario ha invertido unos 375 millones de dólares.

Preguntado por su despido y su rápida reincorporación al frente de OpenAI, Altman ha tachado el culebrón de “ridículo”. “A medida que uno se acerca al mundo de una IA muy poderosa, el estrés y la tensión aumentan enormemente”, ha explicado este jueves.

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