Puerto Plata. – El ingeniero Fernando Cueto, uno de los fundadores de la Asociación para el Fomento y Desarrollo de Puerto Plata (AFODE), reveló detalles inéditos sobre cómo el expresidente Joaquín Balaguer tomó la decisión de construir el histórico Hotel Montemar, hoy cerrado y en ruinas.
En una conversación exclusiva para el periódico Puerto Plata Habla, Cueto explicó que todo comenzó con la gestión de la construcción del Instituto Politécnico de Puerto Plata, impulsado por AFODE con el apoyo de la Asociación para el Desarrollo de Santiago, la Compañía Anónima Tabacalera y el Cuerpo de Paz.

El momento clave
Cuando se planificaba la inauguración del Instituto Tecnológico de Puerto Plata en un viejo almacén cedido por la Compañía Anónima Tabacalera, el dirigente Augusto Villanueva insistió en invitar al presidente Joaquín Balaguer. Pese a las dudas iniciales, la invitación fue aceptada y el mandatario asistió al acto.
Durante la ceremonia, Balaguer recordó su niñez en Puerto Plata junto a su amigo Demetrio Dubeau, lo que lo llenó de emoción al reencontrarse con el hijo de este, José Dubeau Rossi. Esa conexión personal, unida a la presencia de directivos del Cuerpo de Paz de Estados Unidos, motivó al mandatario a preguntar qué necesitaba Puerto Plata en ese momento.
La respuesta que cambió la historia
“Yo le dije que Puerto Plata necesitaba un hotel y reparar la pista del campo de aviación”, relató Cueto. Ante esa petición, Balaguer ordenó de inmediato que se iniciaran las gestiones para la construcción de un hotel en la ciudad, que más tarde llevaría el nombre de Montemar.
Según Cueto, el propio presidente de AFODE, Eduardo Canahuate, ofreció los terrenos necesarios para el proyecto, lo que facilitó que la Oficina Técnica del Gobierno avanzara con el levantamiento y la planificación.
El Hotel Montemar
El Hotel Montemar se convirtió en un ícono de la primera etapa de desarrollo turístico de Puerto Plata. Sin embargo, con el paso de los años, cerró sus puertas y su estructura quedó en abandono, pese a su valor histórico como símbolo de una promesa cumplida en tiempos de Balaguer.