En 1994, Jim Carrey pasó de la comedia televisiva a la cima de Hollywood gracias a tres producciones cinematográficas: Ace Ventura, Una pareja de idiotas y La Máscara, pero fue esta última la que definió su estilo único, combinando humor físico y carisma.
Con un presupuesto de 23 millones de dólares, recaudó más de 351 millones en taquilla, de los cuales Carrey ganó 450,000 dólares por el papel, una cifra modesta frente al valor que alcanzaría poco después, Según Rolling Stone.
Aunque el salario fue modesto, el impacto de La Máscara en la carrera de Jim Carrey fue incalculable. Su interpretación extravagante y llena de energía capturó al público y a la crítica por igual. Incluso el crítico Roger Ebert, conocido por su exigencia, calificó la actuación de Carrey como “una explosión visual y cómica que no se parece a nada visto antes”.
Además, la película permitió a Cameron Diaz dar su primer paso en Hollywood. Chuck Russell reveló años después que la actriz “nunca había actuado antes”, pero su presencia en pantalla fue tan magnética que se convirtió en una de las estrellas más solicitadas de los años noventa.
En una entrevista concedida en 2012, Carrey confesó que se inspiró en la personalidad de su padre para crear el personaje de Stanley Ipkiss, aportando esa mezcla de ternura y locura que lo hizo inolvidable.
Bonificaciones y ganancias posteriores
Aunque el salario base de Carrey fue bajo, es probable que el actor haya recibido bonificaciones o ingresos residuales por el éxito de la película. Los contratos de los años noventa solían incluir porcentajes sobre las ganancias de taquilla, las ventas en VHS, DVD y derechos televisivos.
Si Carrey hubiera negociado, por ejemplo, un 5% de los ingresos de taquilla, habría sumado alrededor de 17,5 millones de dólares adicionales. A eso podrían añadirse las regalías por ventas domésticas y distribución internacional, que podrían haber representado otros 5 millones de dólares a lo largo de los años.
El éxito inesperado de una comedia única
La Máscara fue una de las sorpresas cinematográficas más grandes de los años noventa. La película, dirigida por Chuck Russell y estrenada en julio de 1994, se basó libremente en los cómics de Dark Horse, donde la historia original tenía tintes oscuros y violentos. Sin embargo, el director decidió darle un giro radical al tono para transformarla en una comedia familiar llena de efectos especiales y energía desbordante.
La trama sigue a Stanley Ipkiss, un tímido empleado de banco que encuentra una máscara poseída por el espíritu del dios nórdico Loki. Al ponérsela, se convierte en un personaje extrovertido, carismático y casi indestructible, capaz de hacer cualquier locura imaginable. El contraste entre su personalidad habitual y la de su alter ego fue el terreno perfecto para que Jim Carrey desplegara su talento físico y expresivo, consolidando su reputación como uno de los comediantes más innovadores de la época.
Esto significaría que, en total, Jim Carrey habría ganado más de 23 millones de dólares por La Máscara, una cifra que, aunque estimada, refleja el impacto económico de una película que trascendió generaciones.