A partir del 10 de abril de 2026 entrará en vigor el nuevo Sistema de Entrada y Salida (EES) en los países del espacio Schengen, con el objetivo de reforzar los controles fronterizos y modernizar la gestión migratoria.
El sistema sustituirá el sello tradicional en el pasaporte y registrará de manera digital la fecha, hora, lugar de entrada y salida de cada viajero no europeo. Además de sus datos personales, fotografía y huellas dactilares de cuatro dedos en el caso de mayores de 12 años.
La medida se aplicará a quienes realicen estancias cortas, de menos de 90 días, en un período de 180. Esto, para los viajeros que necesitan visado y para los que proceden de los 59 países exentos.
Las autoridades europeas aseguran que este cambio busca mejorar la seguridad y prevenir la trata de menores. También, combatir el fraude de identidad, el terrorismo y el crimen organizado, además de garantizar el cumplimiento de la regla de los 90 días. Asimismo, se espera que el proceso sea más rápido y automatizado mediante quioscos de autoservicio en aeropuertos, estaciones de tren y terminales marítimas.
Sin embargo, el proyecto ha resultado criticado por sus reiterados retrasos, inicialmente previsto para 2022. También por las preocupaciones en torno a la protección de datos personales y al posible aumento de tiempos de espera en las fronteras para viajeros sin pasaporte biométrico.
El espacio Schengen, compuesto por 29 países europeos, entre ellos Suiza, Noruega e Islandia, adoptará este sistema. Mientras que Estados miembros de la UE como Irlanda y Chipre permanecerán fuera de su aplicación.



