SOSÚA, PUERTO PLATA.– Lo que debería ser uno de los municipios más prometedores de la provincia de Puerto Plata hoy enfrenta una realidad que sus propios residentes describen como desorden, abandono y desesperanza. Calles destruidas, caminos rurales olvidados, un casco urbano sin aceras ni contenes funcionales, y una administración que, según denuncian moradores, no se siente ni se ve.
Sosúa, reconocido por su extraordinaria belleza natural, parece vivir una contradicción dolorosa: un municipio joven con apariencia vieja. Aunque fue declarado municipio hace apenas unos años, su desarrollo no refleja ese estatus. Sus comunidades rurales se encuentran a su suerte, con carreteras “vueltas a trizas” y sin intervención visible del ayuntamiento.
En el casco urbano, la situación no es mejor. Peatones caminan entre huecos, calles improvisadas y un tránsito donde “opera la ley del más fuerte”. Moradores afirman que varias obras ejecutadas en los últimos años carecen de criterios técnicos y supervisión profesional, lo que ha generado frustración y desconfianza.
Gran parte de las críticas se dirigen al alcalde Wilfredo Olivense, cuya ausencia en la gestión diaria —según denuncian los residentes— mantiene al municipio en un estado de incertidumbre. “¿Dónde está el alcalde?”, se preguntan muchos. “¿Por qué no organiza, no aplica las leyes, no impone el orden?”
A esto se suma el señalamiento de que el alcalde habría confirmado tener más de 30 millones de pesos en cuentas del ayuntamiento, dinero que pertenece al municipio y que, según los moradores, debería estar siendo invertido en las obras prioritarias que hoy urgen.
“Es incomprensible que un pueblo que se está cayendo a pedazos tenga recursos guardados en el banco”, expresó uno de los líderes comunitarios. Muchos temen que esos fondos estén siendo preservados para fines políticos y no para el desarrollo inmediato que demanda la población.
Mientras tanto, la sensación que predomina entre los residentes es clara: “Sosúa está huérfano”.
