Los moradores de la calle Paseo de los Reyes Católicos en la localidad de Cristo Rey, Distrito Nacional, llevaban semanas temiendo lo que finalmente ocurrió. José Manuel Ureña, de 35 años, volvió al barrio después de abandonar un centro de rehabilitación sin concluir su tratamiento y, según la familia, retomó el consumo de crack.
Desde entonces, comenzaron los episodios que encendieron las alarmas del vecindario con delirios de persecución, voces que solo él escuchaba y la convicción de que "mataría a cualquiera que estuviera con su mujer", inventando presuntamente escenas, asegurando que la oía dentro de casas ajenas y acusaba a vecinos al azar.
La madrugada del jueves, ese temor tomó forma. Su primo, Pantaleón Acosta, de 47 años, se convirtió en la víctima que muchos veían venir.
A las 2:00 de la mañana, de acuerdo con los parientes del hoy occiso, Ureña rompió la ventana de la casa de Pantaleón con una piedra para obligarlo a salir. Cuando logró que se asomara, le propinó cinco puñaladas.
En ese momento, el hombre llegó con vida al hospital, pero murió horas después a causa de la pérdida masiva de sangre.
"Mi papá estaba en ropa interior. Él golpeó la ventana, mi papá no entendía qué pasaba y salió, pero no paraba de pelear, porque son familia", contó con dolor su hija Carmen Rosa Acosta en el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif).
La joven aseguró que los vecinos del sector están atemorizados por las intimidaciones que Ureña venía realizando desde hacía semanas.
"Pasó el día entero limando un cuchillo, dijo que iba a matar al presidente de la junta de vecinos. Él ya sabía lo que iba a hacer. Tenía hasta una mochila con ropa preparada… y huyó", contó.
Abandonar la zona
La hija del fallecido narró que apenas un día antes había hablado con su hermana sobre sacar a su padre de la zona, precisamente por el miedo que les generaba la conducta de su primo.
"Yo le dije, vamos a sacar a papi de ahí, Manuel tiene a papi en zozobra. Pero fue tarde", lamentó.
La familia pide que se le capture lo antes posible, dicen que los vecinos también temen que los delirios que acabaron con la vida de Pantaleón Acosta puedan volver a desatarse contra cualquier otra persona del sector.




