La orina no solo es un desecho del cuerpo, sino también un indicador de la salud. Más allá de su función como forma de eliminar toxinas, puede revelar información importante sobre el desempeño de los riñones.
Además, cambios en el color y composición pueden ser señales de alerta de posibles problemas renales.
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Los riñones, que son los órganos encargados de filtrar la sangre, producen la orina como parte de un proceso complejo que mantiene el equilibrio de líquidos y electrolitos en el organismo.
La importancia de desechar adecuadamente la orina radica en su función de expulsar sustancias que, si se acumulan, podrían ser perjudiciales para la salud.
¿Cómo luce la orina con infección?
La Clínica Mayo explica que la tonalidad de la orina puede cambiar dependiendo de la ingesta de agua. Al consumir más líquidos, los pigmentos amarillos en la orina se diluyen. Por el contrario, una menor cantidad de agua consumida intensifica el color amarillo de la misma.
Una variación en el color de la orina puede ser un indicador temprano de que algo no está funcionando correctamente en los riñones.
La orina turbia o con mal olor puede ser un signo de infección en el tracto urinario, resalta el Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales (NIDDK por sus siglas en inglés).
Según el NIDDK, los síntomas de una infección renal pueden incluir orina turbia, así como escalofríos, fiebre, dolor en la espalda, el costado o la ingle, náuseas, vómitos, y una micción frecuente y dolorosa.
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Estos síntomas requieren atención médica inmediata, ya que una infección renal no tratada puede convertirse en crónica y causar daño permanente a los riñones, menciona el portal ya citado.
Además, el NIDDK recalca que en casos severos, puede llevar a una condición potencialmente mortal conocida como septicemia, donde la infección se disemina por el torrente sanguíneo.
En caso de presentar síntomas de una infección urinaria, se debe buscar atención médica lo más pronto posible.
