PUERTO PLATA. – La defensa de la soberanía nacional nunca ha sido tan urgente como ahora.

En medio de un clima de descomposición social en Haití, donde bandas criminales armadas siembran el terror, causando miles de muertes y desafiando todo orden institucional, la República Dominicana se ve obligada a actuar con firmeza y responsabilidad.

Bajo el liderazgo del presidente Luis Abinader, el país ha puesto en marcha acciones migratorias contundentes: fortalecimiento de la seguridad fronteriza, operativos de control migratorio, repatriación de extranjeros en condición irregular, y vigilancia permanente de los puntos estratégicos de acceso.

Estas medidas no son actos de rechazo, sino de legítima autoprotección. Nuestra nación ha sido históricamente solidaria, brindando asistencia médica y humanitaria incluso a parturientas haitianas ingresadas de manera irregular. Sin embargo, los límites han sido sobrepasados: redes criminales se dedican a traer mujeres embarazadas para saturar nuestros hospitales y descargar sobre nosotros una crisis que corresponde resolver a otro Estado soberano.

No es justo, ni sostenible, que los dominicanos sigamos asumiendo los costos económicos y sociales de una situación que amenaza nuestra estabilidad.

Más grave aún, el avance desenfrenado de bandas armadas haitianas, con control de buena parte de su territorio y capaces de cometer las más atroces barbaridades, representa una amenaza directa a nuestra seguridad. ¿Podemos acaso permitir que estas estructuras violentas penetren nuestras fronteras, como ya lo han hecho en su propio país? ¡La respuesta debe ser un rotundo no!

La defensa de la soberanía nacional no es un acto de odio, ni de exclusión. Es un acto de responsabilidad patriótica. Es un mandato constitucional. Es el deber sagrado de cada gobierno verdaderamente comprometido con su gente.

Hoy más que nunca, el pueblo dominicano debe cerrar filas en apoyo a las políticas migratorias del Gobierno. Defender nuestras fronteras, proteger nuestros hospitales, resguardar nuestras comunidades y preservar nuestro derecho a vivir en paz es un acto de amor a la patria.

Desde El Nuevo Norte, respaldamos las acciones firmes del presidente Luis Abinader en defensa de nuestra nación.
Porque soberanía, dignidad y paz no se negocian. Se defienden.

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